penitentes

Cuando enloquezca me refugiaré en aquella casa de puertas rotas y ventanas ausentes. No pronunciaré más nombres para no sentir más ausencias. Dejaré los zapatos lejos del camino de llegada para que no vengan a buscarme y me arrastren con sus ganas desmedidas de cruzar montañas, de subir y bajar arco iris.

Me refugiaré en el silencio de una casa vieja y lúgubre, me convertiré en fantasma, en sombra, en miedo. En fantasma que te ronde cada noche, en sombra que no desaparecerá de tu lado, en miedo, en miedo asesino que te tornará en locura y te convertirá en fantasma.

Y habitaremos juntos esa casa de puertas rotas y ventanas vacías. Seremos penitentes condenados a nuestras presencias fantasmales por los siglos de los siglos y los siglos...

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