la niña y la mosca


"Concédeme un deseo", le dijo la niña a la mosca embriagadora. La mosca siguió su vuelo sin sentido al rededor de su cabeza, con aquel ruido espeluznante que hace al llegar a los oídos y se marchó indiferente, con su ruido, sus alas transparentes y su cuerpo asquerosamente gordo y pesado. Ella olvidó a la mosca, hasta que una nueva, en un día nuevo, entró por la ventana y le pidió un deseo.

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